sábado, 1 de octubre de 2016

El viejo 61



27 de mayo de 2004

Fue el jueves 27 de mayo de 2004 cuando el 61 abrió sus puertas por primera vez. Doce años más tarde, el lugar mantiene sus principios básicos: ser una alternativa de diversión y una propuesta de entretenimiento basada en el buen servicio y en la buena música.

Sin embargo, hoy el bar quiere ser algo más…

El 61 se concibió como confluencia de símbolos en la que se reflejara y se retomara, con todo su romanticismo y sentido liberador, la figura de los juke joints, costumbre que nació a mediados del siglo XIX en el sur de Estados Unidos y que, un siglo después, durante los años ochenta del siglo XX, se extiendió y estableció en las principales ciudades del mundo.

El 61 apostó a un concepto cuyo éxito ha sido comprobado en otras latitudes: dar al blues un recinto propio, una casa particular, una dirección; ofrecer a los amantes de esta música universal el espacio necesario para su deleite; regalar a las nuevas generaciones la posibilidad de un nuevo cultivo. Y quiso que dichos propósitos corrieran parejos con una idea absolutamente digna y justa: que el bar fuera, en todos sentidos, un buen negocio. Aún lo es, porque buen negocio no significa necesariamente el enriquecimiento inexplicable sino la instalación y la permanencia de un sueño.

Por eso mismo y con las ganas de enriquecer la propuesta musical, el 61 desea hacer paradas especiales en todas y cada una de sus encrucijadas.

Desde fines de 2008, el 61 abrió sus puertas y ofreció su foro a otras maneras y a otras expresiones musicales, con la idea de anunciar desde entonces lo hoy sucede normalmente: el foro se convirtió en un espacio plural donde la diversidad de géneros es la pauta a seguir.

Se sigue con el blues de Chicago, por supuesto, y con las diversas maneras de abordar la historia de esta música; pero igualmente se da cabida a toda propuesta musical que merezca ser escuchada. De manera particular, el jazz sonará con mayor frecuencia en el nuevo 61 (Fray Servando Teresa de Mier 160), porque se trata de un género cuyo cultivo en México es asombrosamente rico: contamos en el país con grupos de excelente calidad, con músicos de talento mundialmente reconocido e incluso con compositores de altura internacional.

En resumen, en el 61 cabe toda la música... y algo más. Y con esta segunda declaración de principios busca rescatar uno de sus propósitos originales: contribuir a que las noches de la ciudad sean de veras memorables, y que el recuerdo tenga como raíz la sensación de placer que produce la belleza inagotable de la música.

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