martes, 8 de noviembre de 2016

Carlos Johnson

17, 18 y 19 de agosto de 2006

Carlos Johnson, quien se presentó por primera vez en el 61 los días 17, 18 y 19 de agosto de 2006, trae en su sonido la influencia de Otis Rush, Albert King, Elmore James y T-Bone Walker. 

Aunque hace diez años no la incluyó en su repertorio, Key to the highway, de Big Bill Broonzy, es acaso una de sus mejores interpretaciones. Será porque la canción en sí es una obra maestra que merece un monumento, tanto en los terrenos de la música como en los estrechos pasillos de la poesía.

Me refiero a la misma canción con la que Jaime Holcombe nos deleitaba a veces, ciertas noches, cuando Las Señoritas de Aviñón la incluían en su programa. Entonces, a través de la voz de Holcombe, éramos tratados con mucho amor y untados con ese lamento insolente, esa historia por tantos vivida.

Apenas escuchábamos a Jaime decir el primer verso, movíamos nuestro vaso de whisky... y los hielos aplaudían sin distraer.

Key to the highway es una canción de voluntad liberadora nacida del demasiado dolor, el dolor del desamor, el dolor que significa la expulsión del paraíso y al que no le queda más que masticarse a sí mismo.

Big Bill Broonzy nos sugiere una retirada digna y altanera, con mucha suficiencia: salir corriendo pero en cámara lenta, como sin prisa, con la débil esperanza de escuchar una retracción; comenzar a andar esa vieja carretera asegurando a los cuatro vientos que el camino nos llevará a donde nos conocen mejor, mujer, donde mejor nos tratan, carajo; advertir, además, como lo hace la sabiduría popular, que las chanclas que se tiran nunca se levantan; deleitarse, incluso, con esa fingida manera de soltarse las amarras. Ya luego, muy a solas, cuando nos hemos convertido en un punto en el horizonte, ponernos a llorar a moco tendido.

Cantar Key to the highway no ha de ser fácil. Vivirla es un acto heroico. Escuchársela a Jaime Holcombe es un placer indescriptible. Nos faltaba saber qué sucede con ella en la garganta de Carlos Johnson.

Otras ocasiones:
19, 20 y 21 de abril de 2007 
8, 9 y 10 de diciembre de 2016

https://youtu.be/yi3iyVUI_CY
Y llegó el abril de 2007 (19, 20 y 21). Johnson volvió a presentarse en el 61. En esta segunda ocasión, como en la anterior, Carlos contó con la fuerza, la destreza y el talento de Vieja Estación, banda argentina que hizo época en el bar con su excelente sonido y que se convirtió en la orquesta indispensable para que los músicos llegados de Chicago se sintieran cómodos y pudieran expresarse con naturalidad.

Reconocido tanto por su talento como por su participación en bandas históricas (Koko Taylor, Otis Rush, Junior Wells, Son Seal, Carey Bell y Buddy Miles), el músico de Chicago dejó en nuestra memoria interpretaciones magistrales (The thrill is gone, de B.B. King; Hoochie Coochie Man, de Willie Dixon; y The Healer, de John Lee Hocker) y hermosas composiciones propias (In and out y Hello there, entre otras).

En 2007 Johnson sí incluyó Key to the highway. Cerró el concierto del sábado 21 precisamente con esa canción.

En la mesa contigua a la mía, un niño de doce años parecía estar viviendo una experiencia inédita, insólita y hasta ese momento inaudita, porque en sus ojos atentos se evidenciaba el descubrimiento gozoso de un mundo nuevo, un mundo donde la belleza es inefable pero absolutamente cierta, evidente, palpable.  En la planta alta del bar, por su parte, hermosa y elegante, con su vestido de sopa de florecitas, doña Magdalena Ortiz, madre de Sandra Redmond, disfrutaba de igual manera el blues, con las sonrisas de una mujer que hasta el final de su vida supo sacarle ventajas a la noche.


La cosa es que Johnson nos regaló una Key to the highway espléndida, fenomenal, lenta, ganosa de conducir el drama de sus palabras a través de la parsimonia musical y la declamación de quien se despide hecho pedazos pero con la necesaria altanería.

Cantar Key to the highway no ha de ser fácil. Vivirla es un acto heroico. Escuchársela a Jaime Holcombe es un placer indescriptible. Ahora, al saber qué sucede con ella en la garganta de Carlos Johnson, la canción se vuelve un himno para quienes sabemos cómo deben ser freídos los espárragos.




Corresponde a Carlos Johnson la gracia de inaugurar el nuevo 61, y el 61 tiene el honor de reabrir sus puertas con la música de Carlos Johnson, los días 8, 9 y 10 de diciembre de 2016.

Carlos Johnson y Vieja Estación







https://youtu.be/yi3iyVUI_CY






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